martes, 12 de octubre de 2010

Milano: the fashion truth about it


Milán, bien se dice que es una de las principales capitales de la moda, dicho que hace honor a la verdad, como también hace honor a la industria afincada de tejidos, diseñadores, piel y modo de vida de sus habitantes.

Doce horas, y el tiempo en contra es lo que me enfrenté al visitar por primera vez Milán, para ser honestos, mas que suficiente aunque me faltaron cosas por ver al detalle -si no se trata de trabajo que sería genial- pero me fui de ahí con el recorrido justo para entender tanto alboroto por el norte de Italia.

Desde la llegada a Stazione Centrale, una de las más bonitas que he visto, empecé con el pie derecho y directo a dejar el equipaje de la semana de descanso por Italia y sus ciudades, no puedes andar ahí con tremendo maletón, como tampoco no haber pensado que casualmente cerraba las vacaciones con el Milan Fashion Week en pleno apogeo.


Así que sin invitaciones a desfiles ni press pass, directo al Duomo a mi derecha y las pasarelas esponsorizadas por Canon a mi izquierda. ¿Prioridades?; caminemos rumbo a donde los Mercedes Benz hacían colas para dejar a sus invitados. Es que no tenía que pensar mucho.

A veces un minuto tarde en algún sitio puede que pierdas el instante que esperabas, o simplemente cambiar de rumbo en una calle puede evitar que conozcas detalles inesperados en una ciudad. Pero eso es suerte, y no es controlable. Lo que sucedió es que al cruzar la Avenida de Piazza del Doumo fue de las mejores bienvenidas a tierras milanesas. Ahí estaba yo, intentando cruzar cuando se me interpone un Mercedes negro y con chofer. Del asiento trasero baja una melena rubia, ondulada, larga y vestida de pies a cabeza de negro.



En un principio pensé que estabamos de broma, y no tuvieron que pasar más de dos segundos cuando comprendo que tengo enfrente a Franca Sozzani, Editor in Chief de Vogue Italia, la misma hablando por el móvil, con una invitación en la mano y caminando a sus anchas sin ningún tipo de pretenciones de celebridad haciendose camino hacia la puerta de los desfiles. Saqué cámara y corrí hacia ella para hacerme de imágenes del momento, qué probabilidades hay que yo llegando de Venecia, en plan turista, y dispuesto a curiosear por ahí, me encuentre en ese justo momento con una de las editoras de moda que más admiro, no solo porque en la Vogue Italia hace un trabajo que me fascina, sino porque la tengo ahí a escaso metro y medio.

Al hacerle un par de fotografías, me regaló lo mejor, voltear a la cámara - a pesar de las gafas- lo sabes, son de esos momentos que sabes que la otra persona te ha visto. Quité el visor de mi ojo, y solo pensaba qué buena manera de llegar a Milán y sus sorpresas.


Al cabo de un par de minutos, entró y yo me quedé ahí entre la multitud. Esto es lo que yo llamo estar en el momento y lugar adecuado.


Ahí estaba yo, en medio de colegas de profesión, fotógrafos, invitados, y solo miraba cómo iban vestidos. Sí es verdad, hay movida por Fashion Week, pero en general, no ví en toda Italia, salvo en Roma y en ciertos momentos y lugares, gente tán arreglada, es... no lo sé, un toque, puede que las chicas ni siquiera lleven el cabello arreglado en el metro, pero de minifalda y de tacones de diseñador seguro, educando el ojo puede ayudarte a sumar los euros invertidos en cada ítem.



Y así, con mi calendario bajo el brazo, seguí mi camino hacia el Duomo, cosa más fantástica debo decir. Quizá es más bello por fuera que por dentro. Así que ya estaba dos líneas al check list. Siguiente.

Recorrí la Vittorio Emanuele II, haciéndome camino hacia la Scala de Milán donde había una exposición de Coca Cola Light, - sí de botellitas customizadas- por diseñadores. Me hice de una en La Rinascente al intententar comer en la terraza, pero olvídalo, era esperar cola o irme a Vía Manzoni.

Dí un paseo por el almacén que tiene todo un departamento de diseño en la planta 0 que es increíble, todo, industrial, objetos hi tech, todo lo que el diseño haya tocado lo encontrarás ahí, con un restaurante- también de diseño- "junto con sus precios de diseño". Me perfumaron con Bang! de Marc Jacobs, que no me fijó nada bien, de hecho estuve haciendo lo posible para encontrar un lavabo y quitarme ese olor, el tema era lanzamiento por Fashion Week, el chico era mono así que lo dejé, sin embargo es una fragancia -especial- por decirlo de alguna manera.

Así que pues salí de Rinascente (volvería sin dudas y con dinero jaja) , y como no iba a estar cargando 12 botellas de Coca Cola por todo Milán, me quedé con solo una, Missoni, por tres euros en la planta de alimentación, y de paso unos caramelos de Baratti & Milano que me salieron más caros que nada. Pero donde fueras has lo que vieras. En fin.

La siguiente parada era el epicentro de Armani, en el número 31, donde de verdad, quien haya estado comprenderá todo lo que factura este hombre y la cantidad de cosas que puedes meter en un solo lugar. Todos los universos juntos, todas las líneas juntas, el Hotel, dos restaurantes, Armani Dolci y Fiori, librería y sección de gadgets.

Pues con chocolates bajo el brazo y un bolso vendido en beneficio para una asociación y por la Fashion's Night Out de Milán, cruzamos Manzoni para adentrarnos en Montenapoleone, otra contenedora de moda importante.

Pero antes hice parada estratégica para comer, era ya urgente, y sí realicé el cliché de toda la vida, pidiendo una cotoletta alla milanesa, me faltó el risotto que no encontré de paso, y bueno otra vez será... no será la primera ni la última vez que haya comido un buen risotto.

En fin... tiendas destacables. Maison Martín Margiela de Vía della Spiga, el Mega Dolce & Gabbana con un vídeo de Madonna y la nueva campaña en tamaño extra-grande y las tiendas Prada en cada esquina por universo. Olvidé apuntar la dirección exacta de la tienda Viktor & Rolf, sí la tienda al revés... pues ni preguntando pude llegar y es que no la ví a pesar de que seguramente pasé a lado de ella, que ahora viendo en mapas, es imposible que no me haya topado con ella. Pues hasta la próxima. Missoni y Fendi, Gucci y Roberto Cavalli con sus escaparates de aniversario.



Entrar a Prada ya es todo un espectáculo, en la tienda de zapatos femeninos, ahí estaban todas las señoras y jovenzuelas tomando champagne con modelos de camareros, probandose y quitándose con tanta gracia que me hizo pensar en lo mucho que sus maridos deben ganar para quedar en Prada con las amigas hasta salir borrachas.



Moschino con una reinterpretación del Charro Mexicano conoce a Coco Chanel, increíble, en serio, de lo mejor, [tenía más fotos de unos escaparates de Venecia donde está el modelo que aparece en la campaña de pubicidad; lo busco y lo posteo] y unos Converse by Missoni que había visto desde Roma y que no puedo sacar de mi cabeza para este invierno. 180 euros.


Por pura casualidad entro en una galería y descubro que en ese momento se estaba llevando a cabo el Who is on Next? proyecto creado por Altaroma en colaboración con Vogue Italia. Un concurso que impulsa los nuevos talentos del sector con 10 finalistas, 7 en pret a porter y 3 en accesorios.



Entre los nombres, Rosa Clandestino, Erkan Coruh, MSGM, Dmajuscule, Gail Sorronda, Bragia, Arnoldo][Battois, Jerome Rousseau, Claudio Montias y Elisa Palomino, esta última un gusto por que al leer el press release, descubro que es de Valencia, graduada del Central Saint Martins. Ya lo investigaré a fondo para ver que hace esta chica.


Sin más, cansado de patearme la ciudad, me dirijo a la estación de trenes directo al Malpensa, donde el terror comenzó con Vueling con retrasos de más de 3 horas. Lo típico. ¿¿¿Es esto acaso la última promesa del Low Cost????, no lo creo...



Mientras tanto, entre patatas para matar el hambre y coca light, quedé sentado por ahí leyendo el Vogue Italia en 3D, esperando regresar a Barcelona después de unas merecidas vacaciones, con un toque de moda al final y esperando regresar.

Misión Cumplida.

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