Milán, bien se dice que es una de las principales capitales de la moda, dicho que hace honor a la verdad, como también hace honor a la industria afincada de tejidos, diseñadores, piel y modo de vida de sus habitantes.
Doce horas, y el tiempo en contra es lo que me enfrenté al visitar por primera vez Milán, para ser honestos, mas que suficiente aunque me faltaron cosas por ver al detalle -si no se trata de trabajo que sería genial- pero me fui de ahí con el recorrido justo para entender tanto alboroto por el norte de Italia.
Desde la llegada a Stazione Centrale, una de las más bonitas que he visto, empecé con el pie derecho y directo a dejar el equipaje de la semana de descanso por Italia y sus ciudades, no puedes andar ahí con tremendo maletón, como tampoco no haber pensado que casualmente cerraba las vacaciones con el Milan Fashion Week en pleno apogeo.
Así que sin invitaciones a desfiles ni press pass, directo al Duomo a mi derecha y las pasarelas esponsorizadas por Canon a mi izquierda. ¿Prioridades?; caminemos rumbo a donde los Mercedes Benz hacían colas para dejar a sus invitados. Es que no tenía que pensar mucho.
A veces un minuto tarde en algún sitio puede que pierdas el instante que esperabas, o simplemente cambiar de rumbo en una calle puede evitar que conozcas detalles inesperados en una ciudad. Pero eso es suerte, y no es controlable. Lo que sucedió es que al cruzar la Avenida de Piazza del Doumo fue de las mejores bienvenidas a tierras milanesas. Ahí estaba yo, intentando cruzar cuando se me interpone un Mercedes negro y con chofer. Del asiento trasero baja una melena rubia, ondulada, larga y vestida de pies a cabeza de negro.
En un principio pensé que estabamos de broma, y no tuvieron que pasar más de dos segundos cuando comprendo que tengo enfrente a Franca Sozzani, Editor in Chief de Vogue Italia, la misma hablando por el móvil, con una invitación en la mano y caminando a sus anchas sin ningún tipo de pretenciones de celebridad haciendose camino hacia la puerta de los desfiles. Saqué cámara y corrí hacia ella para hacerme de imágenes del momento, qué probabilidades hay que yo llegando de Venecia, en plan turista, y dispuesto a curiosear por ahí, me encuentre en ese justo momento con una de las editoras de moda que más admiro, no solo porque en la Vogue Italia hace un trabajo que me fascina, sino porque la tengo ahí a escaso metro y medio.
Ahí estaba yo, en medio de colegas de profesión, fotógrafos, invitados, y solo miraba cómo iban vestidos. Sí es verdad, hay movida por Fashion Week, pero en general, no ví en toda Italia, salvo en Roma y en ciertos momentos y lugares, gente tán arreglada, es... no lo sé, un toque, puede que las chicas ni siquiera lleven el cabello arreglado en el metro, pero de minifalda y de tacones de diseñador seguro, educando el ojo puede ayudarte a sumar los euros invertidos en cada ítem.
Entrar a Prada ya es todo un espectáculo, en la tienda de zapatos femeninos, ahí estaban todas las señoras y jovenzuelas tomando champagne con modelos de camareros, probandose y quitándose con tanta gracia que me hizo pensar en lo mucho que sus maridos deben ganar para quedar en Prada con las amigas hasta salir borrachas.
Por pura casualidad entro en una galería y descubro que en ese momento se estaba llevando a cabo el Who is on Next? proyecto creado por Altaroma en colaboración con Vogue Italia. Un concurso que impulsa los nuevos talentos del sector con 10 finalistas, 7 en pret a porter y 3 en accesorios.
Entre los nombres, Rosa Clandestino, Erkan Coruh, MSGM, Dmajuscule, Gail Sorronda, Bragia, Arnoldo][Battois, Jerome Rousseau, Claudio Montias y Elisa Palomino, esta última un gusto por que al leer el press release, descubro que es de Valencia, graduada del Central Saint Martins. Ya lo investigaré a fondo para ver que hace esta chica.
Sin más, cansado de patearme la ciudad, me dirijo a la estación de trenes directo al Malpensa, donde el terror comenzó con Vueling con retrasos de más de 3 horas. Lo típico. ¿¿¿Es esto acaso la última promesa del Low Cost????, no lo creo...
Mientras tanto, entre patatas para matar el hambre y coca light, quedé sentado por ahí leyendo el Vogue Italia en 3D, esperando regresar a Barcelona después de unas merecidas vacaciones, con un toque de moda al final y esperando regresar.
Misión Cumplida.
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