martes, 12 de octubre de 2010

La Dolce Vita

La vida no es más dulce que cuando nos pasamos todo el día haciendo lo que más nos gusta, y en serio, no es algo nuevo, es un concepto tan gastado, tan usado y tan cliché, el vivir La Dolce Vita, es un concepto tan utilizado en la prensa de moda que a veces es tan poco creíble junto con éstas para la posteridad: -que me encantan y me río una y otra vez -como "nuevo negro"; "el armario que necesitas"; "el look de tu vida"; etc. etc. etc.


Sin embargo el concepto es fabuloso, sobretodo si vas a Roma a descubirla con tus propios ojos, y es así como despúes de un verano largo me fui a la Vacanze Romane a descubrir todo lo que había que hacer en la cittá.

Pero antes de eso, creo que mi affair con Italia y su Dolce Vita, se remonta a las imágenes que a veces tienes guardadas en la memoria, o en las películas concretamente, Fellini y la crítica mordaz a la sociedad de la época en la peli homónima al tema de hoy, y es así cuando no puedes evitar recordar a la Ekberg metida en ese vestido de escote corazón en plena Fontana di Trevi junto con Mastroianni totalmente ciego ante tal acontencimiento. O la pelea de Marcello con Emma, en el automóvil en pleno desierto, despues del goyesco episodio de la aparición, o las "orgias" retratadas mas bien como cocktelitos en casa, pero en la última escena con un poco más tono, al final era 1960, otras cosas sucedían y se veían en pantalla. Comparado con hoy puede que nos de risa, sin embargo, es una antes y despúes en la filmografía fellinesca.







Me encantó pasear por Roma y ver carteles por la calle sobre el Festival de Cine de Roma, y es que cuando ves a Marcello Mastroianni y la Loren, en cartel te paras y los ves, representan tanto para el imaginario italiano que no los concibo de otra manera. El Festival en esta ocasión celebrará entre muchas otras cosas, el 50 aniversario de La Dolce, con una versión remasterizada en blanco y negro para finales de Octubre de este año.

Y entre las curiosidades de la moda, paseando por Vía del Corso, y alrededores, nunca en mi vida, había visto cómo en Fendi te tienen esperando afuera de la tienda, y la gente hace fila para entrar, mujeres, hombres, joven o madura, con pieles o sin pieles, con Joya Cartier o Japoneses, yo aluciné y tenía fotos del momentazo pero se han perdido para siempre... y no quiero recordar ese momento por que me da algo...





En fin, que me pone Roma, y la Dolce tiene su encanto. De celebraciones o no... ¿habremos cambiado mucho desde esa época a ahora? o quizá nos hemos vuelto peor?, a mi no me sigue ningún paparazzo, pero la interrogante de Federico al final con el más guapo Marcello de la historia, sigue -creo yo- incontestada.

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