
Después de estar pensando siempre en el exterior y de cómo éste siempre codifica afortunada o desastrosamente nuestra proyección ante el mundo, pensé y con temor a equivocarme que no hay nada como volver al origen, regresar siempre a lo básico, a nuestros referentes.
Pensando esto, no pude evitar recordar las calles de Coyoacán y el mito Kahlo. La mujer más radical del México revolucionario se estampa en mi mente como ese algo que me hace sentir el color, las texturas y esos pequeños detalles que hacen LA GRAN diferencia.
Sin embargo, cuando hablo sobre ella, no solo pongo sobre la mesa su indumentaria, que vamos es fantástica, sino su personalidad conflictiva, fiel a sus creencias y una mujer de armas tomar.

Si Frida es tán autobiográfica y tan referencial a sus fetiches, creo que en el fondo todos somos Frida. Vivimos en la era del YO, es simple, el internet encarna nuestra vía de comunicación con esos otros que piensan parecido, que tienen los mismos gustos, o que comparten similitudes. Es como Frida hablaba a través de sus pinturas.
El universo de esta mujer es sorprendente, lleno de matices, siempre en los extremos y a pesar de que Medina y Hayek hicieron lo suyo para representarla, yo pienso que no habría nadie quien la igualara en forma y fondo. Es Canceriana atípica en algunos aspectos como yo (raro de por sí), el tormento de las relaciones amorosas era su especialidad, su obsesión por los colores rayaba en la psicodelia, y es que será por siempre la única mujer en el mundo que afirme
darling, que la ceja es una sola. El muralista dueño de sus más oscuros sentimientos para mí es feo, pero creo que ejercía un poder de atracción inigualable, es curioso, que esta leona estuviera a veces domada por él... es lo que yo denomino el efecto
des artists (y mira que ahora sé, pero esa es otra historia). En pocas palabras también Frida era una seductora, y lo hacía muy bien.
Entonces regresemos un paso, tomemos aire y el siguiente paso será aun más fenomenal. Siempre es bueno regresar al pasado y tomar lo necesario para seguir adelante, jamás vivir en él y siempre, siempre disfrutar la incertidumbre del futuro.
Estos son autorretratos que me encantan, son de mis favoritos. Los compré en postales en La Casa Azul de Coyoacán ahora Museo Frida Kahlo.

